domingo, 17 de abril de 2011



A lo largo de la vida, te vas dando cuenta de lo que te lleva a la verdadera felicidad. Lo que te guía por el camino a veces fácil y otras no tanto. Más que grandes momentos, situaciones plenas en las que te sientes bien, a gusto, son los pequeños ratos, los momentos breves pero que causan una felicidad intensa e inexplicable que puede durar solo unos minutos. Tropezar en la calle y no ser visto, tener un secreto con alguien, cambiarte de pantalones con los zapatos puestos, que te den un beso en la frente, notar el aliento de alguien en la nuca, un escalofrío, sonreír en la oscuridad, escuchar tu canción preferida por casualidad, cantar en voz baja y darte cuenta de que se te oye de todas formas, respirar aire ensalitrado, ganar una carrera, aprobar un examen, que te sorprendan, contemplar las estrellas cuando no hay nadie despierto... Trata de reunir la mayor cantidad posible de esos pequeños momentos que pueden llegar a alegrarte el día y dibujar en tu cara una sonrisa. Te darás cuenta de que son los que más te hacen sentir vivo.

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