jueves, 4 de agosto de 2011

Pasar un día entero en pijama. Pasar una y otra vez por las puertas de un corte inglés (por la cortina de aire). Ir andando y que de repente el perfume de alguien te recuerde a una persona especial. La entrada de los telediarios. El 6 de enero, ver la cara de los niños contando sus regalos. Apoyar la cabeza en el cuerpo de otra persona. Pisar la arena de la playa que aún no está pisada. Comer lacasitos por colores. Oler la ropa tendida. Sentir el sol después de una semana de lluvia. Cuando estas a punto de que te toque corregir y justo toca el timbre. Dibujar en los cristales o en el espejo cuando están empañados. Tararear una canción y que una amiga te siga. Hacerles muecas a los niños pequeños...
Porque no son los grandes momentos los que nos hacen felices, sino la unión de esas pequeñas cosas, cosas sencillas, que nos 
hacen sentir bien.

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